La presión de llantas es uno de los aspectos más importantes del mantenimiento automotriz, pero también uno de los más descuidados por los conductores.
Un nivel incorrecto de aire no solo afecta la seguridad, sino también la durabilidad de los neumáticos, el consumo de combustible y la comodidad al conducir.
Conocer la presión adecuada, revisarla con frecuencia y mantenerla dentro de los parámetros recomendados por el fabricante es fundamental para prolongar la vida útil de tus llantas y garantizar un manejo seguro.
La presión de llantas hace referencia a la cantidad de aire que contiene cada neumático, medida en libras por pulgada cuadrada (PSI).
Este factor determina cómo se apoya la llanta en el pavimento, influyendo en la estabilidad, la tracción y el desgaste.
Si la presión es demasiado baja, la llanta se deforma, aumenta la fricción con el suelo y se desgasta rápidamente.
Por el contrario, si está demasiado alta, el área de contacto se reduce, disminuyendo el agarre y provocando un desgaste irregular.
Circular con una presión incorrecta puede generar problemas graves como:
Mantener la presión de llantas adecuada es una acción sencilla que evita complicaciones y altos costos de reparación.
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Los especialistas recomiendan revisar la presión de aire al menos una vez al mes y siempre antes de un viaje largo.
Además, debe revisarse con las llantas frías, es decir, cuando el coche no ha circulado más de 3 kilómetros o después de estar estacionado varias horas.
En condiciones extremas, como altas temperaturas o recorridos en carretera, conviene revisar la presión con mayor frecuencia.
Cada vehículo tiene especificaciones propias sobre la presión recomendada para sus llantas.
Esta información se encuentra en el manual del automóvil o en una etiqueta ubicada en la puerta del conductor.
Usar un manómetro confiable es la mejor forma de asegurarse de que la presión esté dentro de los valores adecuados.
Nunca se debe inflar “al ojo”, ya que esto genera errores que comprometen la seguridad.
Existen distintos factores que pueden alterar la presión de llantas:
Hoy en día, muchos vehículos cuentan con sistemas TPMS (Tire Pressure Monitoring System) que alertan al conductor cuando una llanta tiene baja presión.
Sin embargo, este sistema no sustituye la revisión manual periódica, ya que la mayoría solo detecta pérdidas significativas y no pequeñas variaciones.
Una correcta presión no solo mejora la seguridad, también contribuye al ahorro económico.
Con una presión baja, el neumático ofrece más resistencia al rodamiento, lo que obliga al motor a consumir más gasolina.
Mantener la presión adecuada puede mejorar la eficiencia de combustible hasta en un 3%, una cifra significativa a largo plazo.
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