El nitrógeno es un gas inerte que, por el tamaño de sus moléculas, más grandes que las que componen el oxígeno, hace que cualquier fuga que puedan experimentar las llantas sea de 3 a 4 veces más lenta.
Por eso el inflado con nitrógeno optimiza la presión en las llantas, disminuyendo las fugas de aire y por ende aumentando su vida útil. Además el inflado con nitrógeno favorece el ahorro de combustible y es mucho más respetuoso con el medio ambiente ya que emite menos CO2 gracias al hecho de que la llanta se gasta menos.